domingo, 24 de diciembre de 2017

domingo, 10 de diciembre de 2017

El juego

El domingo 3 de diciembre tuve la posibilidad de participar del ciclo "Metáfora", organizado por Nicolás Igolnikov, Juli Ortiz y Ariel Saeg en Club Cultural Matienzo.
Fue una gran experiencia, donde algunos escritores elaboramos textos acordes a cada uno de los tres cortos que se proyectaron.
En mi caso, tuve la oportunidad de escribir tres textos, una prosa y dos poemas, para el excelente cortometraje "El juego", dirigido por Agustina Soleidad Abeijón y producido por Magalí Matilla.
Debajo, transcribo uno de esos textos:

El agua gotea desde un pañuelo y las sombras se deslizan sobre el mármol. Sostiene todo el bisbiseo de una tele, apenas entre manos húmedas y ojos que retienen: la fiebre es un pasaje hacia el temor entre tu boca que respira y nos llama, desde dentro su voz, nos pide ayuda y no sabemos responder. Hay un escalofrío entre nosotros que supera las verdades, los rostros que todavía no sabemos. Un erizar, un palpitar.
Quizá los sonidos no provengan de donde pensamos; quizá el vaivén de una puerta o la presencia errática de un niño, la cuenta que ascendemos levemente hacia el misterio… La piel es esquiva y nuestras manos un recuerdo azaroso. Jugamos en trasluz para tratar de comprendernos y aun así no es suficiente.
Tan sólo un niño. Tan solo en su afán febril, aferrado a su efigie de plata. No todas las cosas guardan su sentido, ahora más cuando la muerte y el terror nos dominan. Hay un miedo que nos trajo y que nos lleva, siempre, hacia el abismo. Las presencias se evanescen, en la ficción o realidad que construimos, día tras día. Hay dolencias que se caen de nuestras bocas con sus brazos y nos hacen temblar. Hay ausencias: no está.

jueves, 30 de noviembre de 2017

25 de noviembre de 2017

Bruno Petroni, Fernando Vega, Ramón Tarruella y Cecilia Martínez.


En una tarde noche especial en Club Philidor, finalmente presentamos "Líbranos del mal", mi primer libro de cuentos. El lugar, ligado íntimamente a mi biografía general pero también a mi biografía literaria, nos recibió con una calidez inigualable que fue sostenida por el aporte de la gente en tanto fue avanzando la presentación.
La mesa presentadora estuvo conformada por Bruno Petroni y Cecilia Martínez, autores ya publicados por Mil Botellas en la colección Brindis, Ramón Tarruela, el editor, y quien escribe. Luego se abrió el debate, del cual el público participó con entusiasmo y en cantidad.
A continuación, Santiago Cisnero cantó algunos tangos para amenizar la velada con su talento.
Finalmente, concluimos con un brindis una jornada literaria entrañable como pocas.


jueves, 23 de noviembre de 2017

martes, 31 de octubre de 2017

Ciclo Incógnito



El viernes 3 de noviembre voy a estar participando del Ciclo Incógnito con algunas lecturas, en el Espacio Cultural Dinamo (Sarmiento 3096, CABA), 21hs.

Una propuesta donde interactúan danza, teatro, música y literatura.

https://www.facebook.com/events/281826522313712/

¡Invitados!

viernes, 20 de octubre de 2017

LÍBRANOS DEL MAL




LÍBRANOS DEL MAL

Así se llamará mi segundo libro, esta vez de cuentos, que verá la luz en algunas semanas solamente bajo el sello editorial Mil Botellas.

La colección Brindis implica dos publicaciones simultáneas: la de un autor nuevo junto a la de un autor experimentado. En mi caso, tendré el honor de acompañar al gran Miguel Briante.

martes, 19 de septiembre de 2017

Ahora que el frío...

Ahora que el frío
desanima a la gente vil
y que fallan y faltan
alegría, canto y amor,
tengo ganas de cantar
para mantener el placer,
aunque de todos lados
me vengan pérdida, daño,
dolor y afán;
pero a la fuerza se alejarán.

Cuando el hombre posee a su gusto
tiempo, estación y lugar,
poco necesita
esforzarse para tener valor;
lo necesita en cambio
cuando se encuentra en la situación opuesta,
para mantenerse bien;
así el navegante posee
tanto valor que, a pesar del viento
contrario, alcanza el puerto.

Si yo, por fuerza de corazón,
contra todo sufrimiento
aferro y retengo la alegría,
y ahora canto a favor
de todos los hombres desconsolados,
¡que se consuelen! Y miren como
es mejor estar alegre
aunque nada posean
que poseer todo el mundo
para permanecer llorando.

El hombre no adquiere tierra
llorando y suspirando,
sino luchando sabiamente
a fuerza de guerras.
Y debe alabarse aquel
que sabe consolarse
mientras otros desesperan,
y el que tenga valor como
para alcanzar una buena posición,
y no el que duerme y se detiene.

domingo, 3 de septiembre de 2017

Previa de La Juntada, IX Festival de Poesía Joven



El viernes 8 de septiembre pasado participé de La previa de La Juntada, en La Manzana de las Luces (Perú 272). Fue una linda noche de encuentros con música y lecturas en la sala China Zorrilla.
En mi caso, asistí en representación de la revista Lewis Carroll junto a los poetas Luca Hardmeier, Gustavo Yuste y Nicolás Heller.


jueves, 24 de agosto de 2017

Yolleo

Eh vos
tatacombo
soy yo

no me oyes
tataconco
soy yo sin vos
sin voz
aquí yollando
con mi yo sólo solo que yolla y yolla y yolla
entre mis subyollitos tan nimios micropsíquicos
lo sé
lo sé y tanto
desde el yo mero mínimo al verme yo harto en todo
junto a mis ya muertos y revivos yoes siempre siempre yollando y yoyollando siempre
por qué
si sos
por qué dí
eh vos
no me oyes
tatatodo
por qué tanto yollar
responde
y hasta cuándo

Oliverio Girondo.

miércoles, 9 de agosto de 2017

París, octubre 1936

De todo esto yo soy el único que parte.
De este banco me voy, de mis calzones,
de mi gran situación, de mis acciones,
de mi número hendido parte a parte,
de todo esto yo soy el único que parte.

De los Campos Elíseos o al dar vuelta
la extraña callejuela de la Luna,
mi defunción se va, parte mi cuna,
y, rodeada de gente, sola, suelta,
mi semejanza humana dase vuelta
y despacha sus sombras una a una.

Y me alejo de todo, porque todo
se queda para hacer la coartada:
mi zapato, su ojal, también su lodo
y hasta el doblez del codo
de mi propia camisa abotonada.

César Vallejo, Poemas humanos.

lunes, 31 de julio de 2017

Hombre en la orilla



«La Inglesa dijo que habrá que matar los perros, pero no sé. A la noche da lástima oírlos ladrar así, tan despacio, como si lloraran. Yo no dije nada. Total a este paso se van a comer entre ellos, cualquier noche. Pensar que cuando llegué estaban gordos, y daban miedo ladrando todos juntos, amontonados contra la casa. Y no me dejaban entender lo que decía la Inglesa, con el barullo. Claro, hace tres años era otra cosa. A la casa le duraba la pintura y hasta las tejas tenían otro color. Ni bien crucé la tranquera ya ladraron los perros y vi la casa, parecida a la de la estancia donde estuve antes, casi igual con esas casuarinas altas, las paredes blancas y las ventanas de oscuro. Para completar, los perros, que eran más, acá en La Martita, pero con el mismo ladrido desparejo y atropellador. En aquel tiempo la Inglesa no me hacía acordar a la vieja Laver. Era alta, siempre, y andaba como estirada con esa ropa negra que usó los primeros meses. Porque yo llegué cuando ya se había muerto el marido. Dicen que fue así: una noche estaban juntos, charlando con un doctor del pueblo y unas visitas de la capital, que en ese tiempo venían muchas, según parece, y oyeron ladrar los perros. El Inglés salió solo, con la escopeta cargada. Julia me decía que antes de salir la Inglesa y él se miraron en forma rara, vaya a saber. La cosa es que pasaron como diez minutos y ladrido de los perros se fue cada vez más lejos. Y cuando oyeron el tiro el doctor dijo que le habría tirado algún bicho, hasta que los perros empezaron a llorar. Yo llegué para esa época, hará cuatro años o tres o más»

 De "Habrá que matar los perros", incluido en Hombre en la orilla, Miguel Briante.

lunes, 24 de julio de 2017

Porque siempre todo...

Porque siempre todo
mas siempre una ilusión
que al desengaño siempre

La caída es las caídas
y la pérdida
todas las pérdidas

Desconcierto o abandono
gradual
de fe

domingo, 25 de junio de 2017

Hoy...

Hoy
quiero decirle al mundo
que no nací para mí

nací para alguien más
que urdió su nombre
en mi lágrima

y solo allí, paseante
dobló el pilar
de su melancolía

Hoy
quiero pedirle al viento
y atravesándolo en su flor

que no me niegue el ahora
esta misión mi faena;
y dándole las gracias

me pido perdón a mí
cuando me yergo
sobre las ancas del olvido

domingo, 11 de junio de 2017

Petrarca

«En cuanto a mí, ciertamente todavía me quedan muchos asuntos ambiguos y penosos. Lo que solía amar, ya no lo amo; miento, lo amo pero menos. He aquí que he vuelto a mentir: lo amo, pero más vergonzosamente, con mayor tristeza; finalmente ya he dicho la verdad.»

viernes, 12 de mayo de 2017

La Lewis Carroll

¡Dos poemas míos publicados en la flamante revista digital "La Lewis Carroll"!

Comparto uno de ellos y el link para que puedan ver los excelentes contenidos del número estreno, que incluye cuentos, arte digital, pintura, fotografía, poesía, entrevistas y agenda cultural.

DUELO

Cae la noche como un canto
está en mi boca
la quiero hablar y no puedo
la quiero ser y no debo
la quiero hallar

Cae la noche como un tango
como un Dios cortapescuezos
como un río embriagado
pinta los colores de su tedio
y desnuda la vergüenza de las cosas

Cae la noche como el fuego
y ahora sé
que no hubo sino hay
lo que no habrá
y me duelo



https://issuu.com/funesdelatorre/docs/la_lewis_carroll_n1_mayo_2017


lunes, 1 de mayo de 2017

Publio Ovidio Nasón

«Querer es poca cosa: es necesario desear ardientemente algo para conseguirlo»

sábado, 29 de abril de 2017

Hay una voz en mi voz...

Hay una voz en mi voz
hay una inercia un desprecio

Calamidad que hubo en mí
y es risa
fatiga
sueño

domingo, 16 de abril de 2017

La cacería

La estancia se extendía a lo lejos como desde otro tiempo. Era un paisaje sencillo: la hilera de eucaliptus junto al sendero, viniendo de frente a sus ojos; el potrero extendiéndose a su izquierda, mirando al sur; el recodo y el camino. La tranquera estaba cerrada y el sol tibio e indiferente. El campo, el trabajo, la tranquera.

viernes, 31 de marzo de 2017

El trueno entre las hojas



«No aseguró el caballo en uno de los horcones del boliche donde ya había otros, sino en un chircal tupido que estaba en frente. Las peripecias de la huida le obligaban a ser en todo momento cauteloso.
El malacara parecía barcino en la luna. Se internó entre las chircas hasta donde lo pudiera dejar bien oculto. La fatiga quizá la desesperanza, fundía al jinete y a la cabalgadura en un mismo tranco soñoliento. Sólo la instintiva necesidad de un sigilo distinguía al hombre de la bestia.»

El ojo de la muerte, Augusto Roa Bastos 

miércoles, 15 de marzo de 2017

La partícula cósmica...

La partícula cósmica que navega en mi sangre
es un mundo infinito de fuerzas siderales.
Vino a mí tras un largo camino de milenios
cuando, tal vez, fui arena para los pies del aire.

Luego fui la madera. Raíz desesperada.
Hundida en el silencio de un desierto sin agua.
Después fui caracol quién sabe dónde.
Y los mares me dieron su primera palabra.

Después la forma humana desplegó sobre el mundo
la universal bandera del músculo y la lágrima.
Y creció la blasfemia sobre la vieja tierra.
Y el azafrán, y el tilo, la copla y la plegaria.

Entonces vine a América para nacer en Hombre.
Y en mi junté la pampa, la selva y la montaña.
Si un abuelo llanero galopó hasta mi cuna,
otro me dijo historias en su flauta de caña.

Yo no estudio las cosas ni pretendo entenderlas.
Las reconozco, es cierto, pues antes viví en ellas.
Converso con las hojas en medio de los montes
y me dan sus mensajes las raíces secretas.

Y así voy por el mundo, sin edad ni destino.
Al amparo de un Cosmos que camina conmigo.
Amo la luz, y el río, y el silencio, y la estrella.
Y florezco en guitarras porque fui la madera.

Atahualpa Yupanqui.