miércoles, 18 de enero de 2012

Cotidianeidad



"Y he aquí que ahora, yendo y viniendo por la sala del hospital, se acordaba de la forma que tenían de morir aquellos viejos, en su rincón, allá, a orillas del Korma, tanto los rusos como los tártaros o los udmurtes. Sin fanfarronadas, sin aspavientos, sin jactarse de que no morían, todos ellos aceptaban la muerte apaciblemente. No sólo no demoraban el momento de las cuentas, sino que se preparaban para él suavemente y con antelación, decían a quién iría a parar la burra, a quién el pollino, a quién la blusa, a quién las botas, y se apagaban con una especie de alivio, como si simplemente debieran cambiar de isba."

Fragmento de Pabellón de cáncer, de Aleksandr Solzhenitsyn.

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