domingo, 10 de junio de 2012

Une saison en enfer



"La sangre pagana renace. El Espíritu está cerca, ¿por qué no me ayuda Cristo dando a mi alma nobleza y libertad? ¡Ay, el Evangelio ha fenecido! ¡El Evangelio ha fenecido! El Evangelio.
Yo espero a Dios con gula. Soy de raza inferior para toda la eternidad.
Heme aquí en la playa armoricana. Ya pueden iluminarse de noche las ciudades. Mi jornada ha concluido; dejo la Europa. El aire marino quemará mis pulmones; me tostarán los climas remotos. Nadar, aplastar la hierba, cazar, fumar sobre todo; beber licores fuertes como metal fundido -como hacían esos caros antepasados en torno de las hogueras.
Regresaré con miembros de hierro, la piel oscura, los ojos furiosos: de acuerdo a mi máscara, me juzgarán de raza fuerte. Tendré oro: seré ocioso y brutal. Las mujeres cuidan a esos inválidos feroces que retornan de las tierras calientes. Me inmiscuiré en los asuntos políticos. Salvado.
Ahora estoy maldito, tengo horror de la patria. Lo mejor es un sueño bien ebrio, en la playa.

*

No hay tal partida. Retomemos los caminos de aquí, cargado con mi vicio el vicio que ha hundido sus raíces de sufrimiento en mi flanco desde la edad de la razón, que sube al cielo, me golpea, me derriba, me arrastra. "

"¡Y ha de ser porque cultivamos la bruma! Devoramos la fiebre con nuestras legumbres acuosas. ¡Y la borrachera! ¡Y el tabaco! ¡Y la ignorancia! ¡Y las abnegaciones! ¡Todo esto está a cien leguas de la sabiduría de Oriente, la patria primitiva! ¡Para qué un mundo moderno, si se han de inventar semejantes venenos! (...)
Espíritu mío, ten cuidado. Nada de medios violentos de salvación. ¡Ejercítate! ¡Ah, la ciencia no va suficientemente a prisa para nosotros!
Pero me doy cuenta de que mi espíritu duerme.
¡Si estuviera bien despierto a partir de este momento, pronto llegaríamos a la verdad, que nos rodea acaso con sus llorosos ángeles!... Si hubiera estado despierto hasta este momento, sería por no haber cedido ya a los instintos deletéreos,  en una época inmemorial... ¡Si siempre hubiera estado bien despierto, yo bogaría en plena sabiduría!...
¡Oh pureza! ¡Pureza!
Este minuto de vigilia me ha concedido la visión de la pureza. ¡Por el espíritu se va a Dios!
¡Lacerante infortunio!"

Jean Arthur Rimbaud, Una temporada en el infierno.

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