domingo, 30 de agosto de 2015

Playas III

«Ella sostiene segundos extraviados en su mirada y los concentra en su interior como si allí, dentro suyo, el tiempo no hallara dónde transcurrir. La habitación es el primer refugio, pero en su mundo cristalizado no hay sino recortes imprecisos: palabras que se desprenden, recuerdos que tapan su voz, repeticiones; deseos que se proyectan sin razón hacia un futuro y un pasado que el tiempo amontonará para soltar luego en un delay. Silencio: manos. Su mente deja entreverar conclusiones alborotadas, se abandona a una meditación errante de ojos indefinidamente celestes. Una fuerza superior le dicta qué hacer, pero ella sabe que baja del cielo: que es en la tierra, en la arena, en el mar donde todo se confunde...»

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