lunes, 7 de junio de 2010

Finito (Leopoldo Marechal, III)


"Con el andar del tiempo, aquella desazón que aún ignoraba su nombre fue concretándose y esclareciéndose hasta lograr en mí una lucidez no menos dolorosa: empecé a sentir que la tierra no era ni durable ni firme bajo mis talones. Y la realidad movediza como las arenas, cuya incesante mutación veía yo en los hombres, animales y cosas de la llanura, no tardó en ocupar mis desvelos hasta un punto difícilmente creíble si ha de juzgarse por el verdor de mi edad. Aquel devenir extraño, aquella degeneración inquietante que se manifestaba en los días y las noches, las primaveras y los otoños, los nacimientos y las muertes, los júbilos y las desgracias, cuyos vaivenes misteriosos compartía yo con mi tribu en la llanura, fueron inclinándome a dos nociones del alma cuyo ejercicio no he abandonado aún: cierta inclinación a la duda, que me hacía recelar de todo aquello que trajese demasiado visible la señal del tránsito y el color de la finitud; y un ansia entrañable de lo permanente, un deseo acariciado hasta las lágrimas de algún mundo en cuya estabilidad se durmiera el Tiempo y quebrara el Espacio."

Fragmento de Adán Buenosayres, de Leopoldo Marechal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario