martes, 27 de agosto de 2013

De príncipes y miedos



"De todos los príncipes, es el nuevo a quien le resulta prácticamente imposible obviar la fama de cruel por estar los estados nuevos llenos de peligros.Virgilio por boca de Dido dice: ´Res dura, et regni novitas me talia cogunt / moliri, et late fines custode tueri´. Con todo, debe ser ponderado en sus juicios y actuaciones, no tener miedo de sí mismo y proceder con templanza, prudencia y humanidad; de modo que el exceso de confianza no lo haga incauto y el de desconfianza, intolerable.
De esto nace una disputa; a saber: si es mejor ser amado que temido y viceversa. La respuesta es que uno desearía ser ambas cosas; mas, como es difícil conciliarlas, resulta mucho más seguro ser temido que amado cuando se haya de prescindir de una de las dos. Porque de los hombres se puede decir en general que son ingratos, volubles, mentirosos e hipócritas, temerosos del peligro, ávidos de ganancias. En tanto que los beneficias, son del todo tuyos y te ofrecen la sangre, los bienes, la vida, los hijos (siempre que no los necesites, como ya he dicho); pero, cuando llegan las dificultades, miran a otra parte. El príncipe que ha basado todo su poder en la palabra de los hombres labra su ruina por encontrarse privado de una verdadera protección; porque las amistades que se consiguen por un precio, y no por la grandeza y nobleza de espíritu, se pagan, pero no se poseen, y no se pueden disfrutar cuando vence el pago.Y sentimos menos temor de ofender a alguien que se haga amar que a alguien que se haga temer; ya que el amor es sostenido por un vínculo de reconocimiento que, por la mezquina condición humana, se rompe siempre en función del provecho propio. El temor, en cambio, se mantiene por un miedo al castigo que no te abandona jamás."

Fragmento de El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo.

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