Pájaros perdidos de verano vienen a mi ventana, cantan, y se van volando.
Y hojas amarillas de otoño, que no saben cantar, aletean y caen en ella, en un suspiro.
5
El desierto terrible arde todo por el amor de una yerbecilla; y ella le dice que no con la cabeza, y se ríe, y se va volando.
8
Su cara anhelante persigue mis sueños como la lluvia por la noche.
19
¡Qué necios estos deseos míos, Señor, que están turbando con sus gritos tus canciones! ¡Haz tú que sólo sepa yo escuchar!
20
No soy yo quien escoge lo mejor, que ello me escoge a mí.
87
Este anhelo mío es para ti, que te siento en lo oscuro; no para ti, que te veo en el sol.
97
Pienso en otras edades, que flotaron también sobre el río de la vida, del amor y de la muerte, y se olvidaron luego... ¡Y qué libre me siento en el morir!
130
Si cierras la puerta a todos los errores, dejarás fuera la verdad.
Pájaros perdidos, Rabindranath Tagore.