domingo, 29 de mayo de 2011

Memorias



"Se esfuerza mucho para no retrasarse con el alquiler porque está en el apartamento de manera fraudulenta. Cuando firmó el contrato de arrendamiento y les pagó la entrada a A. & B. Levy, no rellenó su ocupación con 'estudiante', sino con 'ayudante de bibliotecario', y dio la biblioteca de la universidad como dirección de trabajo.
No es mentira, o no del todo. De lunes a viernes trabaja atendiendo el mostrador de la sala de lectura por las noches. Es un trabajo que la mayoría de los bibliotecarios, sobre todo mujeres, prefieren no hacer porque por las noches el campus, situado en la ladera de una montaña, resulta demasiado lúgubre y solitario. Incluso él siente un escalofrío cuando abre la cerradura de la puerta y avanza a tientas por el pasillo a oscuras hasta el interruptor central. A un maleante le resultaría muy sencillo esconderse entre las estanterías cuando el personal se va a casa a las cinco en punto, luego desvalijar las oficinas vacías y esperar en la oscuridad para atacarlo a él, el ayudante de noche, y quitarle las llaves.
No hay muchos estudiantes que usen la biblioteca por la noche;  en realidad, muy pocos saben que está abierta. Así que no tiene mucho que hacer. Los diez chelines por noche que gana son dinero fácil.
A veces se imagina que una chica guapa con un vestido blanco entra en la sala de lectura y se queda deambulando después de la hora de cierre. Se imagina que le enseña los misterios del taller de encuadernación y de la sala de catalogación y que luego sale con ella a la noche estrellada. Nunca sucede."

Fragmento de Juventud, de J. M. Coetzee.

lunes, 23 de mayo de 2011

Esperas



"Me puse a fumar mientras aguardaba la partida, dándole una última mirada a Buenos Aires, a sus rascacielos y a sus villas; sintiendo todavía la amargura subterránea de no haber correspondido a sus palabras, de no haber dicho algo más que silencios salpicados con monosílabos. Miré el paisaje estático de unas casillas cercanas: parecían al alcance de la mano: frágiles, humildes y orgullosas. Detrás, los edificios se alzaban aparentando tocar el cielo, proyectando sus sombras indiferentes sobre los juguetes desperdigados en los patios; repletos de ventanas oscuras para no ser vistos, para no ver.
Y mientras esperaba, mirando también las vías perderse a lo lejos bajo la claridad de la tarde, me sorprendía descubriendo cómo cambia todo: de un momento a otro alguien llama pronunciando las frases justas y algo se desploma, enseguida estamos armando el bolso, creyendo que el otro piensa tal cosa, influidos por una impresión o una imagen que no terminamos de comprender. Y así vamos por la vida, adivinando reacciones, intuyéndonos, quizá por un recuerdo erróneo o tergiversado, detenidos junto a trenes en la espera. Haciendo lo que podemos, complejos, sumidos en estados de ánimo que se vencen y se derrotan alternativamente.
Qué habría pensado el Ruso si me hubiera visto ahí, embarcado en ese viaje que hubiese sido justo explicarle, al menos más claramente, sin esas frases indirectas y sin embargo tan obvias. Sí, él me entendía de todos modos, acostumbrado a mis palabras vagas y a mis silencios, a nuestras interminables y espiraladas sesiones de mate. Y es que compartir para nosotros siempre fue poner la pava y estar, aunque yo no pudiera ir más allá del laberinto de mis sueños, ni seguir sus consejos hechos para seres distintos, más íntegros, más valientes."

Fragmento de Un cielo inhóspito.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Ser




Batallas perdidas ya hace tiempo
se siguen combatiendo en mi cabeza

Rodolfo Alonso

Hay dolencias peores que las dolencias
Hay dolores que no duelen, ni en el alma
pero que son más dolorosos que los otros.
Hay angustias soñadas más reales
Que la que la vida nos trae, hay sensaciones
Sentidas sólo con imaginarlas
Que son más nuestras que la propia vida.
Hay tanta cosa que, sin existir, 
Existe, existe demoradamente,
Y demoradamente es nuestra y nosotros...
Por sobre el verde turbio del amplio río
Los circunflejos blancos de las gaviotas...
Por sobre el alma el agitar inútil
De lo que no fue, ni puede ser, y es todo.

Dame más vino, porque la vida es nada.

Fernando Pessoa.


lunes, 9 de mayo de 2011

Sobre el método





"Obligado o traicionado por mí mismo a decir cómo hago mis cuentos, recurriré a explicaciones exteriores a ellos.
No son completamente naturales, en el sentido de no intervenir la conciencia. Eso me sería antipático. No son dominados por una teoría de la conciencia. Eso me sería extremadamente antipático. Preferiría decir que esa intervención es misteriosa. Mis cuentos no tienen estructuras lógicas. A pesar de la vigilancia constante y rigurosa de la conciencia, ésta también me es desconocida. En un momento dado pienso que en un rincón de mí nacerá una planta. La empiezo a acechar creyendo que en ese rincón se ha producido algo raro, pero que podría tener porvenir artístico. Sería feliz si esta idea no fracasara del todo. Sin embargo, debo esperar un tiempo ignorado: no sé cómo hacer germinar la planta, ni cómo favorecer, ni cuidar su crecimiento; sólo presiento o deseo que tenga hojas de poesía; o algo que se transforme en poesía si la miran ciertos ojos. Debo cuidar que no ocupe mucho espacio, que no pretenda ser bella o intensa, sino que sea la planta que ella misma esté destinada a ser, y ayudarla a que lo sea. Al mismo tiempo ella crecerá de acuerdo a un contemplador al que no hará mucho caso si él quiere sugerirle demasiadas intenciones o grandezas. Si es una planta dueña de sí misma tendrá una poesía natural, desconocida por ella misma. Ella debe ser como una persona que vivirá no sabe cuánto, con necesidades propias, con un orgullo discreto, un poco torpe y que parezca improvisado. Ella misma no conocerá sus leyes, aunque profundamente las tenga y la conciencia no las alcance. No sabrá el grado y la manera en que la conciencia intervendrá, pero en última instancia impondrá su voluntad. Y enseñará a la conciencia a ser desinteresada.
Lo más seguro de todo es que yo no sé cómo hago mis cuentos, porque cada uno de ellos tiene su vida extraña y propia. Pero también sé que viven peleando con la conciencia para evitar los extranjeros que ella les recomienda."

Felisberto Hernández.