Y mientras esperaba, mirando también las vías perderse a lo lejos bajo la claridad de la tarde, me sorprendía descubriendo cómo cambia todo: de un momento a otro alguien llama pronunciando las frases justas y algo se desploma, enseguida estamos armando el bolso, creyendo que el otro piensa tal cosa, influidos por una impresión o una imagen que no terminamos de comprender. Y así vamos por la vida, adivinando reacciones, intuyéndonos, quizá por un recuerdo erróneo o tergiversado, detenidos junto a trenes en la espera. Haciendo lo que podemos, complejos, sumidos en estados de ánimo que se vencen y se derrotan alternativamente.
Qué habría pensado el Ruso si me hubiera visto ahí, embarcado en ese viaje que hubiese sido justo explicarle, al menos más claramente, sin esas frases indirectas y sin embargo tan obvias. Sí, él me entendía de todos modos, acostumbrado a mis palabras vagas y a mis silencios, a nuestras interminables y espiraladas sesiones de mate. Y es que compartir para nosotros siempre fue poner la pava y estar, aunque yo no pudiera ir más allá del laberinto de mis sueños, ni seguir sus consejos hechos para seres distintos, más íntegros, más valientes."
Fragmento de Un cielo inhóspito.
"PELDAÑOS (ESENCIA DE LA MÚSICA)
ResponderEliminarAsí como toda flor se enmustia y toda juventud cede a la edad, así también florecen sucesivos los peldaños de la vida, a su tiempo flora toda sabiduría, toda virtud, mas no le es dado durar eternamente.
Es menester que el corazón a cada llamado esté pronto al adios y a comenzar de nuevo, esté dispuesto a darse, animoso y sin duelos, a nuevas y distintas ataduras.
Pues todo comienzo tiene un encanto singular y cada comienzo esconde un hechizo que nos protege y nos ayuda a vivir.
Debemos ir serenos y alegres por la tierra, atravezar espacio tras espacio sin aferrarnos a ninguno como a una patria.
El espíritu universal no quiere encadenarnos, quiere que nos elevemos, que nos ensanchemos, peldaño tras peldaño.
Apenas hemos ganado intimidad en una morada y en un ambiente, ya todo empieza a languidecer, solo quien está pronto a partir y peregrinar podrá eludir la parálisis de la costumbre.
Aún la hora de la muerte acaso nos coloque frente a nuevos espacios que debamos andar.
Las llamadas de la vida no acabarán jamás para nosotros..."
Hermann Hesse (Fragmento de: "El juego de los abalorios")