jueves, 31 de diciembre de 2015

Configuraciones del tedio



«Una ojeada general nos hace descubrir dos enemigos de la felicidad humana: son el dolor y el tedio. Además, podemos observar que, a medida que conseguimos alejarnos del uno, nos acercamos al otro, y recíprocamente; de manera que nuestra vida representa, en realidad, una oscilación más o menos fuerte entre ambos. Eso proviene del doble antagonismo en que cada uno de ellos se encuentra respecto del otro, exterior u objetivo, e interior o subjetivo. En efecto, exteriormente la necesidad y la privación engendran el dolor; en cambio, el bienestar y la abundancia hacen brotar el tedio».

Arthur Schopenhauer.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Melancolía

Te mordiste los tiernos labios hasta herirlos,
Luego fluyó la sangre;
Tú lo has querido, ya lo sé,
Porque mi boca se cerró una vez.

Has dejado que tu rubio cabello perdiera el color
Bajo el sol y la lluvia;
Tú lo has querido, porque mi mano
Estuvo encima de él acariciándolo.

Estás junto al hogar, entre las llamas y el humo,
Para que tus finas manos se agrieten;
Tú lo has querido, ya lo sé,
Porque mis ojos pendieron de ellas.

Theodor Storm.

lunes, 30 de noviembre de 2015

Mares II

"Pero no siempre hubo esta silla y esta calma. No siempre he estado aquí, y sin embargo parece que lo fuera, que el tiempo no se ha movido en estos años y me ha dejado olvidado, frente al mismo pedazo de mar y los mismos visos de fuego que se repiten incansables. El principio fue prometedor (aunque tan breve, todo es siempre tan breve en el pasado): Me acerqué por la rambla y las gotas de mar flotaban sobre su rostro, se depositaban livianas en sus labios. Ella balanceaba juveniles las piernas y entregaba sus ojos a la playa; sonreía porque era toda ese candor que yo nunca había visto y sin embargo requería… Aquí, me dije, y sus ojos se abrieron como la rompiente y caí por ellos hasta a una habitación oscura."

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Cartas

"Tu primera pregunta será por qué. He intentado (lo intento, lo intento ahora mismo, a cada instante) ponerle palabras a mis sentimientos, explicar en su claridad lo que de otro modo no podría. De alguna manera ese ha sido el intento de mi vida y de mis poemas frustrados: no ha podido ser, ni es. Sí puedo decir que desde hace meses, años, ha ido cambiando en mi interior el sentimiento del tiempo. Se ha vuelto un espacio denso, una distante irrealidad que me gana como una tinta oscura y ya no puede detenerse. Como en una telaraña, siento que caigo..."

Fragmento de una carta (ficticia, de mi autoría) publicada en la revista Qu.

viernes, 30 de octubre de 2015

Autor independiente

hay una aguja
en la mirada, en el cerebro
hay
un metal en las palabras
cuando se ha perdido 
la confianza
hay
una vuelta atrás como en los juegos
una pérdida
hay
un dolor
un miedo

Carlos Dariel

viernes, 23 de octubre de 2015

Melancolía del poeta

"Creo que casi todas nuestras tristezas son momentos de tensión que percibimos como parálisis porque no oímos a nuestros sentimientos, que se nos han vuelto extraños. Porque estamos solos con lo desconocido que ha entrado en nosotros. Nos han privado por un instante, de todo lo confiable y habitual y nos hallamos en medio de una transición donde no podemos permanecer. Por eso, también la tristeza pasa; lo nuevo ha penetrado en nuestro corazón, ha ido a sus más íntimos repliegues y ya ni siquiera está allí... sino mezclado con nuestra sangre. Y no llegamos a enterarnos de lo que ocurre. Fácilmente, se nos podría hacer creer que nada sucedió, y sin embargo, nos hemos transformado como se transforma una casa a la que ha llegado un huésped. No podemos decir quién ha venido -quizá no lo sepamos nunca- pero muchos indicios sugieren que el futuro es el que ha entrado de esa manera para transformarse en nuestra sustancia, mucho antes de que aparezca.
Y por eso es tan importante permanecer solitario y atento, cuando se está triste, porque el instante aparentemente en blanco, inmóvil, en que el porvenir nos traspasa, se encuentra mucho más cerca de la vida que aquel otro momento en el cual la vida adviene tumultuosa, desde fuera. Cuanto más serenos, sufridos y abiertos somos en nuestras tristezas, tanto más profunda y decididamente penetra en nosotros lo desconocido, tanto mejor lo asimilamos, y tanto más será nuestro destino. Y un día, 'cuando se realice' (es decir, cuando de nosotros se abra paso hacia los demás), lo sentiremos en lo íntimo, afín y cercano. Y esto es necesario. Es necesario -y a ello tenderá paulatinamente nuestro desarrollo- que nada extraño nos ocurra sino sólo aquello que nos pertenece desde hace largo tiempo."

Cartas a un joven poeta, R. M. Rilke.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Cielos

"Es así, de repente uno abre los ojos y comprende que ha caído en el fondo de uno mismo, y que todo ha salido mal, decididamente mal. Sin darme cuenta estaba ahí, echando miradas hacia atrás, descendiendo por una espiral que se desintegraba poco a poco hacia su punto neurálgico, cada vez más vertiginosa. Esperando que allí, parado, con los hombros vencidos, con las manos sucias; embolsando el aire caliente y unas ganas de llorar atrofiadas, cautivas desde otro tiempo anterior, a kilómetros de sal y cemento. Recordando imágenes absurdas, sueltas en la memoria que, incapaz de renovarse, se devoraba poco a poco a sí misma. Como un monstruo que, tras haber consumido sus propias vísceras, las vomitara para reconstruirlas en un rompecabezas, que se arma y se desarma, ad infinitum".

Un cielo inhóspito.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Peregrinaje

Al acecho
en este vientre
de escombros
horas y horas
he arrastrado
mi osamenta
gastada por el fango
como una suela
o como una semilla
de espino

Ungaretti
hombre de pena
te basta una ilusión
para darte coraje

Un reflector
del otro lado
pone un mar
en la niebla

Giuseppe Ungaretti.

domingo, 30 de agosto de 2015

Playas III

«Ella sostiene segundos extraviados en su mirada y los concentra en su interior como si allí, dentro suyo, el tiempo no hallara dónde transcurrir. La habitación es el primer refugio, pero en su mundo cristalizado no hay sino recortes imprecisos: palabras que se desprenden, recuerdos que tapan su voz, repeticiones; deseos que se proyectan sin razón hacia un futuro y un pasado que el tiempo amontonará para soltar luego en un delay. Silencio: manos. Su mente deja entreverar conclusiones alborotadas, se abandona a una meditación errante de ojos indefinidamente celestes. Una fuerza superior le dicta qué hacer, pero ella sabe que baja del cielo: que es en la tierra, en la arena, en el mar donde todo se confunde...»

martes, 18 de agosto de 2015

Futuro III



«La persistencia del mundo se funda en que todos se devoran mutuamente o, antes bien, en que el más poderoso devora siempre al más débil; al hombre, por ser el más poderoso de todos, no puede devorarlo nadie; de modo que él se devora a sí mismo, y sin duda que, literalmente, en el estado originario. Esta es la auténtica causa de las guerras; las otras así llamadas causas son sólo motivos. Ninguna civilización habrá de superar esto, ni puede siquiera hacerlo. La idea es desalentadora; es una idea que podría enloquecernos. Pero nosotros dos no queremos que eso suceda, querido hijo. Si la idea es correcta, ya la merca circunstancia de que sea posible pensarla es, a su vez, una prueba de que al menos el individuo puede elevarse por encima de esta condición.»

Carta de Theodor Storm a su hijo, 3 de agosto de 1870.

viernes, 31 de julio de 2015

Madrugada II

«Mente en blanco, nervio vivo del ser que no cesa. Héctor aprieta más por el contrario, y al otro lado nuevos bríos de liberación, contra sus brazos el pecho, contra todo sí. Hay el despliegue natural de toda lucha. ¿Pero cuánto, cuánto más? ¿Cuánto sabemos resistir? Héctor intuye súbitamente un desenlace y afloja, se quiebra el dolor. No hay más que eso, más explicación que estos brazos que ceden al empuje de Sánchez: tensión pura que lo domina todo, necesidad de un destino.»

sábado, 25 de julio de 2015

Pesadez y liviandad

CAPÍTULO 48

Aquél que persigue el conocimiento, cada día acumulará más, y más pesado se tornará.
Por el contrario, aquél que busca el Tao, cada día tendrá menos, y más liviano se volverá.
Así, el Sabio, teniendo cada día menos, se acercará poco a poco a la gloriosa no-acción.
Y cuando la haya alcanzado, todo lo habrá logrado.

Tao Te King, Lao Tse.

martes, 30 de junio de 2015

El mar

«Siempre, los ojos abarcan cuanto pueden: Este mar, este sol que se funde, los claroscuros que ya comienzan. Si todo fuera normal, mañana iríamos hasta la rambla como tantos jueves, para observar allí fuera lo que ya no me interese, aunque nunca me haya interesado; para saber qué contienen los bolsillos de los abrigos en los escaparates; cómo vibra el sonido de los caracoles (quizá ella me acerque uno al oído, sin pensarlo siquiera), cómo raya la textura vidriosa de la arena en mis mejillas. Si así fuera Edith tomaría un libro en la parte señalada, carraspearía brevemente, abriría su boca para que el viento le arranque las palabras, las esparza por la playa silenciosa y desganada, y luego en mis oídos, en mi propia boca de su boca, las alborote en el agua o en mis ojos…(...)
Cae el sol y lo enrojece todo, lo rasga todo esta hora, lo cura todo. Esta noche no habrá más noche, el mar la urdirá y la llevará de principio a fin, la arrastrará bien lejos, se romperá la humillación, el destino expuesto de esta piel. Falta poco, de madrugada será la última hora. Luego ella comprenderá, clareando la mañana de jueves hará lo que sé que hará: sostendrá nuestro deseo, caminará sola por la rambla buscando un porqué (quisiera contemplar su ida silenciosa en nuestra hora, los ojos vidriosos que no alcanzan), leerá para sus adentros un libro hueco y repetido. Quizá invoque un fragmento que caerá redondo sobre el mar como ahora, y yo oiga su voz como entonces: la melodía de su voz serpenteada en la rompiente, dejando surcos sobre el agua, en la arena, en mis brazos, en su pecho…»

jueves, 18 de junio de 2015

Reír llorando

—Viendo a Garrik —actor de la Inglaterra—
el pueblo al aplaudirle le decía:
«Eres el mas gracioso de la tierra
y el más feliz...»
Y el cómico reía.

Víctimas del spleen, los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
«Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.

»Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única ilusión, la de la muerte».

—Viajad y os distraeréis.
— ¡Tanto he viajado!
—Las lecturas buscad.
—¡Tanto he leído!
—Que os ame una mujer.
—¡Si soy amado!
—¡Un título adquirid!
—¡Noble he nacido!

—¿Pobre seréis quizá?
—Tengo riquezas
—¿De lisonjas gustáis?
—¡Tantas escucho!
—¿Que tenéis de familia?
—Mis tristezas
—¿Vais a los cementerios?
—Mucho... mucho...

¿De vuestra vida actual, tenéis testigos?
—Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos mis verdugos.

—Me deja —agrega el médico— perplejo
vuestro mal y no debo acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrik, podréis curaros.

—¿A Garrik?
—Sí, a Garrik... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquél que lo ve, muere de risa:
tiene una gracia artística asombrosa.

—¿Y a mí, me hará reír?
—¡Ah!, sí, os lo juro,
él sí y nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?
—Así —dijo el enfermo— no me curo;
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.

¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma gime cuando el rostro ríe!

Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma,
un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.

Juan de Dios Peza.

sábado, 30 de mayo de 2015

Ahora: resentimos del tiempo
sopesamos nuestra pequeña mesa
con tambaleantes algodones
que descaran

este presente
es el agua entre tus manos
la complacencia de servir
el misterio empotrado

el acudir solícito las horas
una a una sin herir
ni olvidar siquiera
la presencia de un llamado.

*

Sea quizá esta indiferencia un síntoma de la gracia
los finos reflejos en el estanque
el partir de una gaviota un ardid sin mañana

Sobre el lienzo de mi pecho terrones polvorientos
y una tibia miseria de al prójimo herir
con leves desbordes de alegría

El erial que habito cada mañana suscita caros vicios
destrona todo cuerpo este inconsistente partir
que no perdona
                          ni puede ser perdonado.

sábado, 9 de mayo de 2015

Rastros

«Se esfuerza por ver, ahora, luego ya no, cierra los ojos, se deja invitar a ese mundo de corolas redondeadas y tallos espigados, a ese dibujo de brotes aromáticos que surgen de la tela como un vapor invisible. Lentamente: desliza sus manos en la tersura del algodón, acepta esa tierra clara y limpia zambulléndose, muy lentamente en la suavidad de los gladiolos, a través del tacto de sus antebrazos, sus brazos, adentrando el jardín con el pecho y las axilas, con su vientre. Se mantiene extasiado en el roce suave del tejido con su cuerpo, fresco contra sus muslos; le sorprende la lisura de los pétalos en sus pantorrillas, en el dorso de sus pies, en sus plantas; se sumerge en un mar de olores viejos, repartidos, recreados, este instante sólo para él, uno a uno: el sabor dulce de las amapolas, de la calma dormida entre su flor simple y amarilla; un aroma perfumado a limpio, inexplicable, suntuoso; el misterio de un olor femíneo, reminiscente, mezclado con la dejadez de la madera, de hortensias recién regadas y tierra fresca.»

jueves, 30 de abril de 2015

Qué es este habitar los bordes
sino entonar cada mañana la canción insistente de lo cierto
Una hermosa cadencia en nuestras manos
hace los golpes
en el salvaje tambor de la falta
Como una piedra preciosa brillamos en la angustia de perdernos
somos un gran desgaste que se acerca a la inconsistencia
Arrancaré furiosamente de nuestro alrededor
             los atrofiados elementos
             que nos hunden en la mentira.

De La belleza del resentimiento, de Valeria Zurano.

miércoles, 15 de abril de 2015

Futuro II



«Habíamos llegado a Jamaica, tres emisarios de la Convención Nacional de Francia. Nuestros nombres: Debuisson, Galloudec, Sasportas; nuestra misión: rebelar a los esclavos contra el dominio de la corona inglesa en nombre de la República de Francia, que es la madre de la Revolución, el terror de los tronos y la esperanza de los pobres, donde todos los hombres son iguales ante el filo de la justicia. Francia, la que no tiene pan para el hambre de sus arrabales pero suficientes manos para llevar por todo el mundo la antorcha de la libertad-igualdad-fraternidad. (...)

SASPORTAS: Hasta que terminemos con nuestro trabajo.
GALLOUDEC: Podríamos empezar ahora mismo. Acaso no hemos venido a liberar a los esclavos. Dentro de la jaula hay un esclavo. Mañana habrá muerto si no lo liberamos hoy.
DEBUISSON: Cuando algún esclavo intenta escaparse o comete otro delito, se lo exhibe como escarmiento dentro de estas jaulas hasta que el sol termina por calcinarlo. Es el mismo método que usaban hace diez años, cuando abandoné Jamaica. No mires, Sasportas, de nada nos va a servir darle ayuda a uno solo.
GALLOUDEC: Siempre muere uno solo. Los números sólo sirven para conocer la cantidad de muertos.
DEBUISSON: La muerte es la máscara de la revolución.
SASPORTAS: Cuando yo abandone Jamaica será otras las víctimas de las jaulas: tendrán la piel blanca, hasta que el sol la oscurezca. Sólo entonces habremos salvado a muchos.
GALLOUDEC: Tal vez sería mejor instalar una guillotina. Es más limpio. La guillotina siempre es una fregona eiciente.
DEBUISSON: La querida de los suburbios.
SASPORTAS: Insisto: con un sol tan fuerte, la jaula es el mejor escarmiento para los blancos.
GALLOUDEC: Cuidado Sasportas, no estamos aquí para discutir sobre el color de nuestra piel.
SASPORTAS: No seremos iguales hasta habernos despellejado unos a otros.
DEBUISSON: Mal comienzo. Mejor hablemos de nuestras máscaras. Yo soy el que fui: Debuisson, hijo de un mercader de esclavos de Jamaica, heredero de una plantación donde trabajan más de cuatrocientos hombres. Hijo pródigo, otra vez en el regazo de su familia para heredar su parte, expulsado del cielo plomizo de Europa, marchito por el humo de los incendios, hastiado de la borrachera sangrienta de la nueva filosofía, otra vez bajo los aires transparentes del Caribe, después de que el horror de la Revolución le revelara la eterna, la única verdad: que todo tiempo pasado fue mejor. También soy médico, me declaro un filántropo que no repara en el origen, el color o la raza de sus pacientes: tanto da el amo como al esclavo. Doy alivio a todos, les devuelvo la salud para que todo siga igual que antes, incólume, como la piel rosada de mi carita de traficante de negros que sólo tiene un terror en esta vida: el miedo a la muerte.»

La Misión, Heiner Müller.

lunes, 30 de marzo de 2015

Pájaros perdidos

1

Pájaros perdidos de verano vienen a mi ventana, cantan, y se van volando.
Y hojas amarillas de otoño, que no saben cantar, aletean y caen en ella, en un suspiro.

5

El desierto terrible arde todo por el amor de una yerbecilla; y ella le dice que no con la cabeza, y se ríe, y se va volando.

8

Su cara anhelante persigue mis sueños como la lluvia por la noche.

19

¡Qué necios estos deseos míos, Señor, que están turbando con sus gritos tus canciones! ¡Haz tú que sólo sepa yo escuchar!

20

No soy yo quien escoge lo mejor, que ello me escoge a mí.

87

Este anhelo mío es para ti, que te siento en lo oscuro; no para ti, que te veo en el sol.

97

Pienso en otras edades, que flotaron también sobre el río de la vida, del amor y de la muerte, y se olvidaron luego... ¡Y qué libre me siento en el morir!

130

Si cierras la puerta a todos los errores, dejarás fuera la verdad.

Pájaros perdidos, Rabindranath Tagore.


jueves, 19 de marzo de 2015

Haikus

2

Tan sólo hablarte.
Rasguño en un aire
que no respiras.

6

Abandonado
por el hombre que fuiste,
ves sólo espaldas.

26

¿Quién me golpea
justo cuando más duele?
¿Quién sabe tanto?

34

Que de mis manos
nacen niños sin manos.
Sólo esto escribo.

37

¡La identidad!
Esa cuenta a pagar
con días muertos.

y 39

Si este alfiler,
su ángel, te hieren... Nada,
es sólo púrpura.

De Sólo púrpura, Daniel Gayoso.


viernes, 27 de febrero de 2015

Noche III

 "Sí, ya es casi la hora, creo que mamá está por levantarse porque escucho ruidos en la habitación… Voy a apurarme a terminar la tarea para poder salir a jugar con Ariel: eso me lo tiene prometido... Seguro que ya es casi la hora porque escucho el portón de los González que se abre y el perro de los Apollonio se empieza a desperezar: me pone tan contento saber que hoy vamos a jugar a la pelota con Ariel, en el paredón junto a su casa que nos sirve perfecto como arco… Además, si esta semana me va bien en el examen, puede que la próxima salga de viaje con papá, creo que dijeron «para el interior», como esa noche…"

viernes, 6 de febrero de 2015

La poesía

Y fue a esa edad... Llegó la poesía
a buscarme. No sé, no sé de dónde
salió, de invierno o río.
No sé cómo ni cuándo,
no, no eran voces, no eran
palabras, ni silencio,
pero desde una calle me llamaba,
desde las ramas de la noche,
de pronto entre los otros,
entre fuegos violentos
o regresando solo,
allí estaba sin rostro
y me tocaba.

Yo no sabía qué decir, mi boca
no sabía
nombrar,
mis ojos eran ciegos,
y algo golpeaba en mi alma,
fiebre o alas perdidas,
y me fui haciendo solo,
descifrando
aquella quemadura,
y escribí la primera línea vaga,
vaga, sin cuerpo, pura
tontería,
pura sabiduría
del que no sabe nada,
y vi de pronto
el cielo
desgranado
y abierto,
planetas,
plantaciones palpitantes,
la sombra perforada,
acribillada
por flechas, fuego y flores,
la noche arrolladora, el universo.

Y yo, mínimo ser,
ebrio del gran vacío
constelado,
a semejanza, a imagen
del misterio,
me sentí parte pura
del abismo,
rodé con las estrellas,
mi corazón se desató en el viento.

Pablo Neruda.

martes, 27 de enero de 2015

Piel cobriza

«La  madrugada  de  hoy  está  sin embargo tan lejos, que ya no sabe qué tiempo se ha abierto en esa  medianía,  qué  hueco  en  su  vida  desde  entonces, voluntario y aún así… desde cuándo la mañana tan cercana es un  murmullo  irrecuperable  como  el  de  esta  selva:  anónimo, exuberante,  que  él  atraviesa  como  por  una  brecha  abierta entre  crepúsculos.  Sí,  como  una  herida  él  siente  que  debe habitar este intervalo, este hilo pisado como un puente frágil que  lo  separa  del  pasado.  Sí,  camina  hacia  las  serranías  del norte,  “las  cruzaré  y  luego”…  Luego  aquél  sol  amanecido  de oriente  regresará  a  sus pensamientos,  se  extenderá  otra  vez sobre  su  franja  agreste  de  tierra:  la  casa,  la  familia,  el mercado, la rutina. El día anunciado por los animales, conocido mil  veces,  heredado,  sacudido  por  el  murmullo  de  los despertares  en  los  gallineros  y  las  conejeras,  los  relinchos... Habrá tanto que lavar, que curar, deberá el río protegerlo en la hora peligrosa  para  que  sepa  qué hacer,  qué  mirar,  “ahora  y siempre”…  Quizá  se  haya  extinguido  el  sabor  amargo  en  su lengua  entonces.»

viernes, 23 de enero de 2015

Verano



«-Debemos volver -le dice.
-Enseguida. ¿Has leído el libro de Eugene Marais sobre el año que pasó observando a un grupo de babuinos? Dice que por la noche, cuando los monos dejaban de merodear y contemplaban la puesta de sol, detectaba en los ojos de los babuinos mayores los aguijonazos de la melancolía, el nacimiento de la conciencia incipiente de su mortalidad.
-¿Es en eso en lo que te hace pensar la puesta de sol?
-No, pero no puedo evitar que me recuerde la primera conversación que tuvimos tú y yo, la primera conversación significativa. Debíamos de tener seis años. No recuerdo las palabras exactas, pero sé que te estaba abriendo mi corazón, te lo contaba todo acerca de mí, todos mis anhelos y esperanzas. Y mientras tanto pensaba: "¡De modo que esto es lo que significa estar enamorado!". Porque, permíteme que te lo confiese, estaba enamorado de ti. Y desde aquel día, estar enamorado de una mujer ha significado para mí ser libre de decir todo lo que siento.
-Todo lo que sientes... ¿Qué tiene que ver eso con Eugene Marais?
-Sencillamente que comprendo en qué estaba pensando el viejo babuino macho mientras contemplaba la puesta de sol, el jefe del grupo, aquel del que Marais se sentía más próximo. "Nunca más -pensaba-. Una sola vida y entonces nunca más. Nunca, nunca, nunca. Eso es lo que también me hace el Karoo. Me llena de melancolía. Me inutiliza para la vida.
Ella aún no entiende qué tienen que ver los babuinos con el Karoo de su infancia, pero no va a admitirlo.
-Este lugar me desgarra el corazón -prosigue él-. Me lo desgarraba de niño, y desde entonces nunca he estado bien.»


J. M. Coetzee, Verano (Escenas de una vida de provincias III)