sino entonar cada mañana la canción insistente de lo cierto
Una hermosa cadencia en nuestras manos
hace los golpes
en el salvaje tambor de la falta
Como una piedra preciosa brillamos en la angustia de perdernos
somos un gran desgaste que se acerca a la inconsistencia
Arrancaré furiosamente de nuestro alrededor
los atrofiados elementos
que nos hunden en la mentira.
De La belleza del resentimiento, de Valeria Zurano.
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