En la hora profunda en que los hombres cantan
entonando su pasión dormida
con los huesos húmedos de traspiés
bajan del día las canciones
desprovistas lujuriosas también
y dibujan con crayón en la boca de sus bocas
un espléndido mohín de duda carmesí
Yo lo observo porque tengo ojos
y como ellos soy
hombre entre los hombres
y por tanto su tristeza es mía
En los colores abigarrados de los cerros
en la densa letanía del mercado
desde el brazo pacífico de un puerto
bajan los hombres su canción dormida
desprovistos sentenciosos más bien
y comulgan con los huesos de las manos hartos
en fatal resignación
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