Que la poesía me salve
Le pido a la poesía
un último favor
que se apiade de mí
que sea mi Dios mi guía
que de la confusión me rescate
y sin pedir más que manos
más que ojos
me desate me desnude
y abrazándome me entienda
y arrullándome me abrace…
Y así, suavemente
me quite las espinas
los abrojos de mis brazos
las marañas de mi voz
que se ahoga y no grita
que aunque quiere, no dice
y en silencio sólo pide
que la poesía me salve.
Hoy
Hoy me resigno al mundo
y resignándome lo rechazo
y rechazándolo lo ignoro
me es indiferente
Hoy podrían pegarme hasta el cansancio
que no lloraría
y si llorase no sería dolor
sería pena de no sentirlo
sería mi cuerpo el que llore
y no yo mismo
ni mi alma ni mis lágrimas
ni mi voz la que solloze
hoy podría morir
y no sería yo quien muriese
ni sería yo
quien se apenase de mi muerte
hoy podría romper en llanto
y luego desternillarme de risa
y ni lo uno ni lo otro
sería ni risa ni llanto
hoy me da todo lo mismo
quizá porque esté muriendo
o quizá porque esté triste
o quizás esté feliz.
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