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- A los enmudecidosAh, la locura de la gran ciudad cuando al anochecer,junto a los negros muros, se levantan los árboles deformesy a través de la máscara de plata se asoma el genio del mal;la luz con látigos que atraen ahuyenta pétrea noche.Oh, el hundido repique de las campanas del crepúsculo.Ramera que entre escalofríos alumbra una criaturamuerta. La ira de Dios con rabia azota la frente de los poseídos,epidemia purpúrea, hambre que rompe verdes ojos.Ah, la odiosa carcajada del oro.Pero una humanidad más silenciosa sangra en oscura cuevaforjando con metales duros el rostro redentor.
GrodekPor la tarde resuenan en los bosques otoñaleslas mortíferas armas, y en las llanuras áureasy en los lagos azules rueda el sol más oscuro.La noche abraza a los guerreros moribundos,irrumpe el lamento salvaje de sus bocas quebradas.Pero silenciosas en la pradera,rojas nubes que un dios airado habitaconvocan la sangre derramada, la frialdad lunar;y todos los caminos desembocan en negra podredumbre.Bajo el dorado ramaje de la noche y las estrellasvaga la sombra de la hermana por el bosque silenciososaludando las almas de los héroes,las cabezas sangrantes.Y en el cañaveral suenan las oscuras flautas del otoño.Oh, qué soberbio duelo, con altares de bronce;un terrible dolor nutre hoy la ardiente llama del espíritu,por los nietos que no han nacido aún.
QuejaSueño y muerte, águilas de tiniebla,rondan rumor de noche esa frente:a la dorada imagen del hombreparece engullir la ola heladade lo eterno. En arrecifes estremecedorespúrpura el cuerpo zozobra.Y se alza la oscura voz en su quejade la mar.Hermana en turbulenta pesadumbre,mira una barca de angustia sumirseentre estrellasen el callado rostro de la noche.Georg Trakl.
jueves, 20 de septiembre de 2012
Georg Trakl
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