lunes, 17 de junio de 2013

Espejismos



"En lo que concierne a las ideologías profanas, Guénon denuncia la idea de progreso que es pura y simplemente negada, salvo en el plano de la fuerza material: para él no hay un solo sector del pensamiento y de la actividad humanas donde no se manifieste una verdadera regresión. Muestra Guénon cómo esta idea de progreso rige, a la manera de una verdadera sugestión, todas nuestras reacciones y todos nuestros juicios, como si bastara venir después de una época para serle superior. Se enfrenta también a la superstición de la ciencia, que no es, dice él, más que un 'saber ignorante'. No es que los resultados de la ciencia sean contestados en lo que tienen de cierto (en matemáticas la competencia de Guénon era indiscutible), pero lo son en su pretensión de constituir la única forma de saber auténtico. Pues la ciencia a menudo se convierte en un ídolo que hace reinar un verdadero terrorismo cultural. (...) Combate igualmente lo que llama la ilusión de la vida cotidiana que es, en efecto, uno de los obstáculos más poderosos para la recepción de la doctrina tradicional y su aplicación. Esta ilusión, que se podría llamar también la de la 'vida corriente', ilusión que todo tiende a reforzar en la sociedad actual, desde la sobrevaloración del trabajo hasta el culto al ocio y la televisión, consiste en creer que la existencia humana es un dominio cerrado, neutro y autónomo, donde no tenemos otra cosa que hacer que producir, consumir, gozar, evitar los males, mientras que la religión constituiría un dominio exterior que se tiene perfecto derecho a ignorar."

Espiritualidad de los movimientos esotéricos modernos, Antoine Faivre/Jacob Needleman.

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